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Razonamiento a Través de las Artes del Lenguaje

Comprensión de lectura y escritura se trata de todo tocante la comunicación, y es muy probable que ya haya hecho bastante de ambos durante su vida. A través del examen de Razonamiento a través de las artes del lenguaje (RLA) se evalúa su capacidad para comprender lo que se lee y cómo escribir con claridad.

Esto es lo que necesita saber:

  • Debe estar familiarizado con los conceptos de lectura y escritura, incluyendo la gramática.
  • Tendrá que leer extractos de una variedad de fuentes de información y literarias y mostrar su comprensión, sacar conclusiones y escribir con claridad.
  • Su escritura demostrará su capacidad para analizar los dos pasajes, decidir qué argumento tiene la evidencia más convincente y explicar por qué la evidencia apoya su elección.
  • Utilice La guía de estudio artes del lenguaje para empezar a estudiar. La guía le ayudará a entender las habilidades que se evaluarán. Inicie la sesión para empezar a utilizar la guía de estudio.
  • La prueba de práctica, El GED Ready®, para RLA puede ayudarle a determinar si usted está listo para tomar el examen GED®Inicie la sesión para probarlo.
  • Iniciar sesión y aprenda cómo escribir una respuesta extensa perfecta mirando videos prácticos y revisando un ejemplo.
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Pruebe una pregunta de muestra

Resumen de la pregunta

Esta pregunta requiere que entienda la solicitud de Anne y que haga una inferencia sobre su carácter basándose en este entendimiento. Debe usar lo que está afirmado directamente (el diálogo) para determinar lo que el autor sugiere acerca de Anne. La pregunta requiere que participe en procesos de pensamiento para mirar más allá de lo que se afirma directamente en el fragmento.

Lea el fragmento y conteste la pregunta que le sigue.

Fragmento de Anne, la de Tejas Verdes

de L. M. Montgomery

Una pequeña niña de cabello rojizo y largas trenzas camina por una calle de un condado

1 Marilla se acercó rápidamente cuando Matthew abrió la puerta. Pero cuando sus ojos se posaron en la extraña figurita de feo vestido almidonado, con largas trenzas de cabello rojo y ojos ansiosos y luminosos, se detuvo asombrada.

2 “Matthew Cuthbert, ¿quién es esa?”, exclamó. “¿Dónde está el niño?”

3 “No había ningún niño”, dijo Matthew decepcionado. “Sólo estaba ella”.

4 Hizo un gesto a la niña con la cabeza, recordando que nunca le había preguntado su nombre.

5 “¡Ningún niño! Pero tenía que haber un niño”, insistió Marilla. “Le avisamos a la señora Spencer que trajera un niño”.

6 “Bueno, pues no lo hizo. La trajo a ella. Le pregunté al jefe de estación. Y la tuve que traer a casa. No importa de dónde haya venido el error, no se podía quedar allá”.

7 “Bueno, ¡este es un verdadero problema!”, exclamó Marilla.

8 Durante este diálogo, la niña había permanecido en silencio, volviendo los ojos del uno al otro, mientras toda la animación se esfumaba de su rostro. De repente, pareció entender el significado completo de lo que se había dicho. Dejando caer su costoso bolso de viaje, saltó hacia adelante y se tomó las manos con fuerza.

9 “¡Ustedes no me quieren!”, gritó. “Debí haberlo esperado. Nunca nadie me quiso. Debí haber sabido que todo era demasiado hermoso para durar. Yo debí haber sabido que nadie me quería realmente. ¿Qué voy a hacer? ¡Me voy a poner a llorar!”.

10 Y a llorar se puso. Se sentó en una silla junto a la mesa, extendió sobre ella los brazos y, enterrando la cara entre ellos, comenzó a llorar violentamente. Marilla y Matthew se miraron impotentes a través de la estufa. Ninguno de ellos sabía qué decir ni qué hacer. Finalmente Marilla tomó la iniciativa de manera poco convincente.

11 “Bueno, bueno, no hay necesidad de llorar tanto por esto”.

12 “¡Sí, hay necesidad!”. La niña alzó la cabeza rápidamente, mostrando la cara bañada de lágrimas y labios temblorosos. “Ustedes también llorarían si fueran huérfanos y hubieran venido a un lugar que pensaban que iba a ser su hogar y se encontraran con que ahí no los quieren. ¡Oh, esto es lo más trágico que jamás me haya ocurrido!”.

13 Algo parecido a una sonrisa desganada, bastante oxidada por la falta de uso, suavizó la expresión severa de Marilla.

14 “Bueno, ya no llores más. No te dejaremos a la intemperie esta noche. Tendrás que quedarte aquí hasta que investiguemos este asunto. ¿Cómo te llamas?”.

15 La niña titubeó por un instante.

16 “¿Podrían llamarme Cordelia, por favor?”, dijo ansiosamente.

17 “¡Llamarte Cordelia! ¿Es ese tu nombre?”.

18 “No… no es exactamente mi nombre, pero me encantaría que me llamaran Cordelia. Es un nombre tan perfectamente elegante”.

19 “No entiendo nada de lo que quieres decir. Si Cordelia no es tu nombre, ¿cómo te llamas?”.

20 “Anne Shirley”, balbuceó a regañadientes la dueña de ese nombre, “pero, oh, por favor, llámenme Cordelia. No les puede importar mucho cómo me llamen si solo estaré aquí un corto tiempo, ¿no es cierto? Y Anne es un nombre tan poco romántico”.

21 “¡Poco romántico, tonterías!”, dijo la indiferente Marilla. “Anne es un nombre sencillo, acertado y realmente bueno. No tienes que avergonzarte de él”.

22 “Oh, no estoy avergonzada de él”, explicó Anne, “sólo que Cordelia me gusta más. Siempre me imaginé que mi nombre era Cordelia… al menos, siempre durante los últimos años. Cuando era pequeña solía imaginarme que me llamaba Geraldine, pero ahora me gusta más Cordelia. Pero si me llaman Anne, por favor llámenme Anne escrito con una e”.

23 “¿Qué diferencia hay en cómo se escriba?”, preguntó Marilla con otra sonrisa oxidada mientras alzaba la tetera.

24 “Oh, hay una gran diferencia. Luce mucho más bonito”.

En este fragmento, Anne le pide a Marilla que la llame “Cordelia”. ¿Qué revela acerca de Anne este pedido?